26 de abril de 2024

Paseo nudista bajo la Luna llena – Monte de Boadilla

Esta vez nuestro punto de encuentro nos situó en la estación de metro ligero de Ferial de Boadilla para iniciar nuestra ruta por el Monte de Boadilla. Allí nos encontramos puntuales 5 socios de AANUMA y un socio de ADN que se apuntó al ver la convocatoria del paseo en redes sociales. Además, nos acompañó la hija de uno de los socios que desde el principio demostró su sabiduría como amante de la naturaleza.

Los primeros pasos nos llevaron por la villa de Boadilla hasta la parte posterior del Palacio del Infante don Luis, en concreto pudimos admirar que mostraba el esplendor de sus jardines recién remodelados. En ese momento empezó nuestra caminata ascendiendo la colina para poder desde la cima poder divisar toda la magnífica vista del Monte.

Todavía el solo apretaba y tuvimos que realizar diversas paradas aprovechando las sombras de las encinas. Nuestra pequeña acompañante aprovechaba cualquier excusa para mostrarnos su cuaderno de dibujos de pájaros o para demostrar sus habilidades atrapando pequeños insectos con su atrapa-bichos construido por ella misma. Cada vez que atrapaba una mariposa o un grillo, lo celebraba con una sonrisa para inmediatamente volver a dejar su captura en libertad.

Al legar al punto más alto del recorrido nos sentimos privilegiados por poder disfrutar de este pulmón tan extenso (829 hectáreas) y por tenerlo tan cerca de la capital (apenas 1 hora en transporte publico y 30 minutos en coche).

A partir de ese momento, la ruta fue más tranquila sin apenas repechos y con una mayor variedad de árboles y vegetación. A las encinas si fueron sumando los fresnos, las jaras o sauces. También pudimos divisar algún pájaro que nuestra experta rápidamente identifico como “carbonero común” señalando su cuaderno de dibujos con los nombres y características de cada uno.

Para concluir la ruta nos acercamos a un estanque donde unos patos disfrutaban de un baño de tarde. Allí la concentración de personas era mayor así que decidimos ir a tomar nuestro merecido bocadillo a un sitio más tranquilo. En total, habíamos recorrido casi 16 kilómetros y ya empezaba a oscurecer.

Extendimos nuestros pareos Aanumeros y charlamos sobre la ruta y la agradable noche. En el camino nos encontramos con ciclistas, caminantes que no nos permitieron disfrutar del nudismo, pero al menos pudimos encontrar algo de espacio más tranquilo.

Tras esa recuperación de fuerzas nos volvimos a Boadilla para concluir nuestra ruta. Al pasar por delante de la fachada del Palacio del Infante Don Luis nuestro guía nos animó a ver la zona trasera donde divisar los jardines. Allí encontramos un buen número de mesas que servían como lugar de cena y copas para los habitantes de la zona. Nuestro atuendo y nuestras mochilas desentonaban mucho con el aire snob del lugar, pero no por ello dejamos de pasearnos entre los comensales.

La ruta terminó sobre la media noche justo cuando la luna empezaba a salir con una imagen que cerraba esta nueva cita y que nos animó a plantearnos la próxima caminata en la siguiente luna.

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